miércoles, 19 de diciembre de 2012

Eating after midnight

-Aquí se puede cenar hasta las tres de la mañana, esto es Madrid- dijo B. poniéndose el abrigo.
-Pero es que hoy es martes-le respondí- no es viernes.
Ya no dije nada más, cogí las llaves de casa y salimos en busca de la cena.

Pasaban unos minutos de la medianoche. 
Al llegar a la puerta del VIPS están ya recogiendo las mesas de la terraza. -¿Está todavía la cocina abierta?- preguntamos. Pero la camarera niega con un simple gesto de cabeza y yo pienso para mis adentros, era de esperar.
Si a las doce de la noche cierra el VIPS, también lo hace el McDonalds, el Burguer....o al menos los de mi barrio.
Pero Madrid siempre sorprende, y una vez más me demuestra que la verdadera esencia de la cuidad se encuentra más allá de la Gran Vía y Cibeles. Que reside en algo tan grande y a la vez tan cotidiano como una gasolinera al lado de la boca de metro de Suanzes.
Línea 5, color verde, calle Alcalá, entre San Blas y Canillejas. 
La esencia del "barrionalismo" se consume en forma de pizza cuatro quesos de gasolinera recién hecha, engullida dentro del coche (porque fuera hace un delicioso frío invernal), al lado del Parque Quinta de los Molinos (que sólo he visto de noche, y aun así sé que es precioso).

Cenando pizza recién hecha a la una de la madrugada de un martes, en pantalón de chándal y en mitad de una calle cualquiera de un barrio común.
Ni luces navideñas ni centros comerciales, en Madrid se puede cenar hasta las tres, doy fe.
¡Eating after tuesday midnight!








viernes, 14 de diciembre de 2012

Real VS. Atlético

Mientras se apaga la pantalla del portátil echo una mirada distraída sobre los iconos del escritorio, y como algo reencontrado en el tiempo lo veo ahí: el acceso directo al Blog.
-Hace mucho que no escribo nada- me digo. 
¿Acaso soy ya tan madrileña que no hay ninguna cosa nueva de la ciudad que me llame la atención?
Me paro a pensar unos instantes y la pantalla del pc pasa a la oscuridad más absoluta.
-No es que no haya hecho nada nuevo en los últimos días...- me vuelvo a decir. 
Y mientras me pongo el abrigo repaso mentalmente la última semana: fui a la Catedral de la Almudena el miércoles, vimos las ruinas árabes, casi entramos en las Criptas...
Cierro la puerta de casa y entonces me asalta la inspiración cual villano agazapado en las sombras ¡Eureka!

Nunca os he hablado de la eterna rivalidad futbolística de esta ciudad: Atlético de Madrid VS. Real Madrid.
No es que yo no la conociese hasta que me vine a vivir aquí, nononono, sino que aquí podría decirse que "la he entendido mejor".

Cuando era pequeña recuerdo haber visto en la TV al señor Jesús Gil y Gil, por aquél entonces presidente del Atlético de Madrid, sumergido entre sus lorzas, y a su vez entre muchachas muy risueñas con escuetos bikinis, todo muy 80's. 
Recuerdo haberme dicho, no es que esté gordo, es que éste tío me cae gordo.
Recuerdo haberlo visto también junto a su mujer, en alguna revista, asistiendo a una boda de copetín. ¡Maderofgod! ¡Aquella señora era color naranja! ¿Nadie le advirtió que maquillarse con risketos era una muerte social segura?
Fue inevitable, desde pequeña asocié al Atlético con el señor Gil y señora, con su ordinariez y sus desfalcos millonarios.

Sigo contando ¿Y que pasa con el Real Madrid?
Tampoco simpaticé nunca con el equipo blanco: ya fuese Florentino el presidente o del Bosque el míster. Creo que por el simple hecho de ser "real" ya me daba tirria, y sí, también porque en casa fuimos siempre del Barça.
¡Ni uno ni otro!
Pero entonces me vine a Madrid y...
Sin ánimo de generalizar, me he dado cuenta que los colchoneros son seguidores desde el corazón, y los madridistas desde los títulos y las copas.
Explícome: no es que a los atléticos les guste sufrir (como a veces he oído por ahí, que eso sólo les pasa a los leones del Bilbao) sino que no les importa sufrir o celebrar, porque cualquier sentimiento que les provoque el equipo es bienvenido. Los colchoneros nacen, de padres a hijos, de abuelos a nietos, del orgullo de pelearse cada partido.
No me entendáis mal, también hay generaciones familiares de madridistas, sólo que además de éstos, existen entre sus filas un gran número de "madridistas hechos". 
Los títulos, los millones, las estrellas mediáticas...¿Quién no quisiera sentirse partícipe de ese universo de flashes y cheques?

He pensado tanto en ésto mientras lo iba escribiendo que no sé muy bien cómo cerrar la entrada del blog de hoy. 
Sólo puedo decir que prometo ver el próximo derby rodeada de ambas aficiones, y que prometo sudar la camiseta para aportar conclusiones más dignas sobre todo esto.
Supongo que, aunque me sienta bastante más rojiblanca que real, siempre volveré blaugrana a casa :)