domingo, 30 de octubre de 2011

Excali Vallekana

Me ha costado meses ir, pero al fin lo he conseguido!
La Villa de Vallekas (con k, por supuesto) era un territorio inexplorado y altamente mitificado por mí en el terreno nocturno.  
S., a cual hacía demasiados meses que no veía, fue mi cicerone de lujo. Tan  estupenda como es, lució wapísima para la ocasión su camiseta de los Kiss y unas botitas de taconazo con calcetines rosas, genio y figura!
Salida del metro Nueva Numancia, línea 1, y nos ponemos a callejear. Afortunadamente, los señores/as que regentan la nochea heavy vallekana, fueron muy considerados al poner los locales uno cerca de otro, para no hacer dar vueltas innecesarias y poder disfrutar de lo mejor de cada parroquia. Y sí, digo parroquia, porque el término "parroquiano" debió inventarse para lugares como el Kaos. Dónde la gente vuelve semana tras semana, mes tras mes, y año tras año (me consta que llevan unos 10 años ya!). Qué encanto de dueño, de camareras, de ambiente, lleno de heavys de la movida ochentera, los genuinos!
Fue en el Kaos donde probé mi primer "kali con mora", rico rico y nada caro! Bebida que ya nos acompañaría el resto de la aventura.
De ahí movimos al Hebe, más grande en tamaño, con escenario para conciertos, y hasta con cocina (S. dice que los bocatas de lomo y queso del lugar, se salen). Empezaron pinchando rock español y la cosa degeneró en Ska (para mí, un poco gusta, un mucho, cansa), y las cosas raras que nos habían comenzado a pasar se multiplicaron, jeje.  Así que nos dirigimos al punto álgido del viaje, el templo mítico, el antro que sobrevivió a cualquier otro: el Excalibur!
Las mujeres entramos gratis (minipunto a favor!) y en el recibidor, una pequeña vitrina con algun yelmo, hacha, y demás armas medievales te indican claramente dónde vas a entrar. Paredes pintadas con nombres de grupos y algunas portadas de sus discos: Obus, Ozzy, Lujuria, Easy Rider...Dos plantas con billares, futbolín y pista para conciertos, inundadas a ese volumen infernal con que los heavys escuchan su música. ¿Hablar allí? a grito pelao! Camisetas variopintas, pintas de todas las edades, y mucho "air guitar" en la pista de baile.
Mi cuerpo hoy descansa en paz aunque mi garganta se quedó en el Excali. Feliz como una perdiz!






jueves, 27 de octubre de 2011

La Chocita del Loro

21'45 hrs en la c/Hermosilla, 77. Lugar: La Chocita del Loro.
Hace un frío moderado, y nosotros hacemos cola para recoger las entradas, entre la juventud pija, para ver al monologuista Goyo Jiménez (un especialista en asuntos americanos aunque sea de Albacete).
Cuando la cola en la que aguardas crece por detrás de ti, algo en tu interior se regodea, pero cuando empieza a crecer por delante, más bien te vas cabreando sutilmente. Pues tal que así estaba yo, cuando apareció Amaya Salamanca (la que cuando tuvo tetas, tuvo paraíso) con tropecientos colegas, y justo, justito, conocían a alguien que teníamos delante. Mecagüenla...
Cuando conseguimos entrar, resulta que la Chocita del Loro tenía el nombre bien merecido: es un pub, con sus tres o cuatros mesitas altas con taburetes: usease, para sentarse a lo "periquito"; digo yo que de ahí también le viene el nombre.
Goyo, (quién me produce seria incontinencia urinaria, de tanto que me río con él) estuvo moderadamente a su altura. A pesar de que la primera parte flojeó un poco, supo remontar en la segunda mitad, ensalzando a las mujeres a la categoria de Mac, mientras que para ellos dejaba el puesto de Pc.
Analogías informáticas aparte, el Sr. Jiménez desmenuzó su infancia y las relaciones de pareja muy hábilmente, y hasta sorteó el desmayo de una chica durante la actuación con gran salero.
Al salir de la actuación ya diluviaba, debió ser porque era la única noche que no me había puesto capucha: nunca falla.