viernes, 29 de abril de 2011

De Valverde a la Corredera Baja

Como quien no quiere la cosa, entras a tomarte unas cañas y sales no sabiendo cómo ni dónde. Esto puede pasarte en muchos sitios de Madrid, por ejemplo, en el trayecto de la calle Valverde a la Corredera Baja de San Pablo.
Si tu abuela se ha deshecho de los sofás con tapizado de flores o de las lámparas con flecos (de esas que cogen todo el polvo, sí) y lo echas de menos, nada mejor que empezar la ruta por el Lolina, donde las cañas están inmersas en ese resabido ambiente abuelil, y donde los modernos campan a sus anchas y cuelgan "arte" en las paredes esperando alguna alma caritativa que les compre sus fotomontajes pegaditos en cartón pluma (llamar a una foto ¿Emmental?, un título sonoro, no hay duda).
Caña tras caña la vejiga pide paso a lo inevitable y entonces es cuando se revela la auténtica esencia de un local: en su cuarto de baño. El Lolina tiene papel y una tierna pintada que reza algo parecido a esto: te quiero bicho, con amor del que no hace sufrir. Un 10 para el/la poeta!
Con tanta belleza en la retina, N. y yo, (N. siempre me descubre lo mejor de esta ciudad) vamos hasta la Corredera Baja de San Pablo donde nos aguarda La Realidad, jiji, y no, no estoy de coña, el sitio se llama así. Cañas a buen precio e ídem puedo decir de los dobles es algo que ya conocíamos, pero hoy hemos descubierto que ponen pinchos de tortilla de bastante buena pinta (apuntado queda en la lista mental para otro día). Más modernos y más trendseters se reunen en el local, de donde Pablo Rivero (el Toni de la serie Cuéntame) es asiduo.
Sólo me queda desear a los profanos, enjoy it!

domingo, 24 de abril de 2011

Brillante regreso

La estación de trenes de Atocha se me antoja un remolino de sensaciones. Cuántas veces he vuelto y he venido, cuántas despedidas propias y ajenas.
Atocha, que une el Paseo del Prado con el Paseo de las Delicias (gran ironía, porque quien decidió llamarlo así seguro que no sabía los monumentales atascos que se montan subiendo por ese "delicioso" tormento asfaltado), parece un punto de unión espacio-tiempo-recuerdos, del que sólo puedo desembarazarme si pienso en algo tan frugal como El Brillante.
El Brillante es un bar casi a pie de la estación, con un ostentoso luminoso azul y la gran fama de hacer los mejores bocadillos de calamares de Madrid. Y sí, Madrid NO tiene mar, pero ser capital tiene el privilegio de que todo llegue a ti, del mar, del monte, o del extranjero.
No tiene mesas en el interior (barra y algún taburete para comer a modo periquito), así que sólo podéis sentaros con calma en la terraza posterior, (que por cierto da al Museo Reina Sofía) ya que la que asoma a Atocha es un constante ir y venir de turistas, gente que pide, y otros tantos que ofrecen mil cachivaches, sin mencionar el ojo que debes tener con el bolso.
A pesar de todo y con todo, un bocata de calamares en El Brillante es un primer paso de aproximación a la esencia mesetaria. Salir o entrar de la ciudad con el estómago lleno, hace más llevaderos regresos y despedidas.



martes, 12 de abril de 2011

Heroínas y cuadros de exotismo histórico

El Museo Thyssen tiene, desde hace tiempo, la intención de hacernos ver como un conjunto unitario el arte contemporáneo y su antepasado.
Me explico: no son extrañas las exposiciones en que mezcla a conciencia temas de la literatura bíblica o de la historia clásica, con interpretaciones de las mismas hechas por creadores del siglo XX y XXI. Y lo que tiene el paso del tiempo es eso, que pasa, y a veces las técnicas y los formatos chirrían entre sí.
Hemos entendido lo que quiere hacer, Baronesa, pero a veces entienda usted que no funciona.
Dicho esto, recomiendo pasearse por el Thyssen y admirar, y reflexionar, y hablar de lo gestáltico del tema, sobre un par de exposiciones temporales que albergan sus salas: Heroínas (hasta el 5 de junio) y una retrospectiva sobre el novecentista Jean-Léon Gérôme (hasta el 22 de mayo).
La primera, como el propio nombre indica, hace un repaso a través de personajes femeninos histórico-bíblicas-novelescas-campesinas-artistas...para mostrarnos a una mujer a través del tiempo que se aleja de aquello que la sociedad patriarcal le tiene predispuesto.
Guerreras, mártires y magas que no son la fuente del deseo del varón, sino que son, y ya es mucho, ellas mismas. La exposición se reparte entre el Museo Thyssen y la Fundación Caja Madrid (cerca de la calle Arenal), así que hay que hacer un poco de piernas para ver ambas partes.
Por otro lado, la retrospectiva de Gérôme nos muestra desde sus primeros cuadros, hasta las postreras esculturas policromadas, sin olvidar los lienzos de historia, de paisajes exóticos, y de escenas cotidianas bañadas por esa luz imposible. A pesar de lo relamido que pudiese parecer, Gérôme esconde pequeños guiños en sus lienzos, abriendo mil debates al salir de la sala.
Recomendadas quedan ambas, el arte espera a ser descubierto!


domingo, 10 de abril de 2011

Los bajos de Argüelles

Años atrás, en una de mis primeras excursiones por la capital, me llevaron a la zona de los bajos de Argüelles. Bebimos cerveza en una maceta de las que usan las señoras para plantar geranios en El Macetero y luego nos aventuramos a probar la "leche de pantera" en El Chapandaz (qué cosa más rica, mare!). Fue una gran noche, hasta me llevé por la cara una camiseta!
Pero de eso, lo he dicho, hace años. Anoche volví a los bajos y aunque no hice nada parecido, me consta de buena tinta que la leche de pantera sigue estando igual de rica y sube igual de fácil, jejeje.
Si sois fieles seguidores de los Maiden, devotos de Apocalyptica o Manowar, o acólitos irredimibles de los Judas Priest, los locales que hay en los bajos resultarán un regalo para vuestros oidos. De edades entre los 17 y los veintipocos, melenas lustrosas y camisetas negras, los nuevos heavys son casi los dueños de esta zona. Una única pega, cierran prontito. Máximo a las 3, los bajos ven desfilar con los minis en la mano a sus peregrinos hacia el Pub Gres, donde por 4 euros puedes quedarte hasta ver amanecer, aunque la música ya no sea tan potente.