lunes, 8 de noviembre de 2010

en el Metro (I)

En el metro de la capital se ven cosas que, hasta el momento, ni había visto en ningún otro. Desde luego no es que el metro de mi ciudad natal sea un ejemplo de puntualidad y buen servicio, pero las estaciones son anchas, luminosas y no corre ese viento infernal inexplicable. Así que antes de seguir, alabaré la frecuencia de paso y puntualidad del metro de Madrid, loado sea!

Descender al metro de Madrid es una cuestión de fe: sí, de fe en que nada malo va a pasar allá bajo, porque si pasa, oh amiga, has descencido como unas 4 plantas de edificio, veremos cómo sales o si sales.
Por otro lado, el metro de esta ciudad es una especie de "transporte híbrido": híbrido entre el propio vagón conducido por un operario que te lleva de parada en parada y tú. Sí, uno mismo se encarga de recorrer el trecho entre paradas a pierna, y debo decir, que a veces hacer transbordo es como dar un paseo de mediana distancia. Es por eso que voy a formular sin miedo la teoría que vengo sospechando desde que pisé el metro de Madrid la primera vez: la mitad del trayecto te lo haces a pie, pero como vas por los túneles subterráneos te da la impresión de que no hay prácticamente distancia. Pero sí la hay, entre lo que subes y bajas, y lo que caminas a lo largo...más de uno se negaría a hacerlo por la calle por el trozo que supone. Diría, anda, cojamos un metro para no andar el trecho de transbordo en Diego de León de la 4 a la 5.
Dicho todo esto, lo mejor del "metropolitain castizo" es, sin duda, lo que puedes ver allí dentro. Por eso, porque puedes ver tantas cosas distintas, extrañas, tiernas, aterradoras...este post lleva el subtítulo (I), porque sé que en unos meses habrá suficiente material en mis retinas para poder escribir una parte II o III o más...
De momento, lo visto hasta hoy va, desde una mujer depilándose las cejas, hasta un yonki fumando heroína, pasando por un cojo que roba a los usuarios o la variopinta multitud de músicos que tocan en sus vagones en el breve interludio entre paradas.

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