viernes, 18 de febrero de 2011

Leismos y laismos

Hermès en mano, Chanel en lo pies, una señora de mediana edad entra en la zapatería donde trabajo.
Tras responder al saludo de bienvenida educadamente se quita las gafas de sol que lleva puestas (aunque hace un día bastante nublado) y empieza a pasearse entre los expositores.-Uy, que mono, no?- me dice señalando un salón gris de charol. Yo asiento y sonrío. -Lo tienes en el 36?- pregunta. Sé que sí lo tengo, así que bajo al almacén a traerle el par, y mientras vuelvo a subir por la escalerilla oigo que mi encargada le dice: la subimos ese otro si quiere.
La subimos! Por los laismos y leismos distinguireis a un madrileño de pura cepa.
Resuenan en mi cabeza como pequeñas bofetadas a la gramática, aunque ya me he acostumbrado muy mucho a escucharlos y a veces hasta alguno se me ha escapado.
La dejo que se le pruebe (el zapato), ¿le quiere? (el ticket de compra), la dijo....son sólo algunos ejemplos de lo que se escucha día a día en esta ciudad.


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