sábado, 24 de diciembre de 2011

Exiliados

"Esta noche es Nochebuena, y mañana Navidad", y así empieza uno de los villancicos típicos de las fechas.
Tiempo de reunirse con la familia y amigos, comer hasta lo indecible cosas ricas e hipercalóricas hechas con amor de madre, abrir los regalos (con mayor o menor acierto), salir a celebrar... 
¿Y sino?
Alguien te cobra en cola del super las tabletas de turrón y el cava que casi se te olvida comprar, otro alguien te empaqueta ese jersey y esa colonia de última hora, incluso esta misma noche un camarero te servirá la cena que no has tenido ganas de cocinar este año, porque oye, un día es un día y hay que celebrarlo!
Y todo eso está muy bien, yo no diré lo contrario. Pero se hace difícil, porque ¿cuántas de esas personas que contribuyen a que tu estipulada y tradicional Navidad no adolezca de nada, pueden celebrar la suya?
El exilio como plato y pan de cada día se lleva bien, con dignidad y alegría, salvo en fechas así, cumpleaños...que se atraganta un poco, e inevitablemente se recuerda a aquellas películas en que el pobre españolito (y digo pobre económicamente) se exiliaba a Alemania o Francia o Suiza, para ganarse le vida.
De esos también hay a día de hoy, y en sentido inverso, venidos hasta aquí.
A quienes tendréis cerca a los vuestros, estad agradecidos! Y por favor, sonreíd a quien os atienda en estas fechas, para algunos/as de ellos resulta un gran sacrificio.



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