La Navidad a la vuelta de la esquina, y N. y yo aún no habíamos tenido nuestra "cena de empresa". Celebrábamos la entrega (porfin!) de su sempiterno proyecto, mi nuevo trabajo, y poníamos solución a los demasiados meses que nos habían tenido separadas.
Metro San Bernardo, línea 4: hoy toca c/ La Palma y alrededores.
Hace un frío de narices pero la calle está llena de gente, ambientazo everywhere! Y es que todos estamos igual: apurando en cenas de empresa, últimas salidas, despedidas antes de volver a las ciudades/pueblos respectivos para pasar las fiestas navideñas...
Nuestro primer alto es Estocolmo Bärs, un minibar de luz anaranjada y cálida, pequeño, estrecho, donde se dice que hacen unos perritos calientes riquísimos. Catarlos, no los caté, pero conste que si los vi/olí y pintaza tenían. (Nota mental: mojito y perrito para la próxima).
La siguiente parada en la ruta fue la Sala Siroco, en la c/San Dimas. El trayecto de un lugar al otro dura como unos 3 minutos a pie, pero es increíble la cantidad de locales que encuentras en esos 3 minutos, y todos llenos!
La Sala Siroco, que consta de dos plantas, tenía un público peculiar, y en la planta superior, un dj más peculiar aún: en el cubil donde pinchaba había alojado a su pobre novia, que con cara de asco absoluto y arrebujada en su anorac, aguantaba el trabajo de su chico. Querida pareja, si me leyeseis por alguna casualidad fortuita: no lo hagáis más! A ella daban ganas de adoptarla o abofetearla, y a él...a ver...si vas a llevar una camiseta que ponga "grunge is dead", asegúrate antes de que el "dead" no eres tú, querido, que no se podía ser más soporífero y sinsustancia!
Ufff, desahogada me hallo, prosigo el relato.
En la planta sótano era donde se encontraba la chicha: otro dj (made in Denia, Ximo!) y otro tipo de gente. 10€ con consumición, y por momentos aquello iba llenándose. Que si uno te pregunta si llevas el sujetador azul (lo llevaba!), que si otro es de una banda de Benetússer (la terreta está en todas partes), cotilleo por aquí, bailecito por allá, cervecita...¡hasta Clark Kent estaba allí! No es coña, Clark Kent (que NO Superman) se hallaba en el local. Aix, qué lástima, si se hubiese traído una versión más festiva de sí mismo...
Y hasta aquí puedo escribir, porque fue el momento en que logré salir dirección al bus nocturno que me llevaría a casa. Sólo N. puede desvelar el resto de la historia.
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